La canción “De Colores” ha sido adoptada a lo largo de las décadas como himno no oficial del Movimiento de Cursillos de Cristiandad, tras un proceso de transformación que comenzó en enero de 1949 en Mallorca, España. Originalmente popularizada como un tema folklórico sin contenido religioso específico, fue incorporada a un cursillo de cristiandad por su ritmo pegajoso y su letra alegre, lo que motivó su posterior resignificación dentro del contexto espiritual.
Durante ese cursillo, “De Colores” fue interpretada en su versión original, popularizada por el grupo Los Bocheros. A pesar de no contener referencias religiosas, su tono optimista generó una conexión emocional entre los asistentes. Desde entonces, la melodía continuó sonando en encuentros posteriores, hasta que integrantes del movimiento comenzaron a modificar la letra para alinear su mensaje con los valores del cristianismo.
El texto, tal como se canta actualmente, refleja una visión espiritual del mundo natural y de la experiencia religiosa. En sus primeras estrofas se destacan elementos del entorno –campos, pájaros y arco iris– como símbolos de la creación divina. La idea central gira en torno a que los “grandes amores de muchos colores” representan tanto la diversidad como la esperanza, elementos valorados dentro de la vida cristiana.
La segunda parte de la canción introduce un llamado a vivir “jubilosos en gracia”, asociando la alegría con la vivencia activa de la fe. Se incorpora un mensaje misionero al invitar a “llevar a Cristo un alma y mil más”, reforzando la dimensión evangelizadora del movimiento.
Otro fragmento significativo es el que alude directamente a la Iglesia como “el cuerpo de Cristo que vive en la historia”. En él, se reconoce al creyente como parte de una comunidad eclesial activa, cuya identidad se establece desde el bautismo. La canción también dedica estrofas a la figura de María, exaltándola como símbolo de gracia y luz en medio de la oscuridad.
El término “de colores” se ha mantenido en español en todos los países donde se interpreta el canto, incluso cuando el resto de la letra se traduce a otros idiomas. Esto ha permitido preservar la unidad simbólica del himno a nivel internacional dentro de los distintos grupos de cursillistas.
A más de 75 años de su incorporación al movimiento, “De Colores” continúa siendo parte esencial de las reuniones, celebraciones y actividades del Movimiento de Cursillos de Cristiandad, tanto en América como en Europa. Su evolución desde una canción popular hasta un símbolo de identidad religiosa representa un fenómeno de resignificación cultural dentro del catolicismo contemporáneo.