“Una familia salvada vale toda una vida”: Monseñor Álvarez Cano llama a defender el corazón del hogar

by Enlace Noticias

Con un mensaje lleno de fe, memoria y compromiso, el arzobispo coadjutor de Morelia, Monseñor José Armando Álvarez Cano, dirigió un emotivo llamado a los grupos de pastoral familiar reunidos en el templo de La Visitación, invitándolos a asumir con valentía y urgencia su misión evangelizadora en medio de una realidad que, dijo, “golpea y quiebra” la vida de las familias.

Durante su homilía, cargada de imágenes profundamente humanas, Monseñor compartió el testimonio de una persona que no alcanzó a despedirse de su madre antes de su muerte, arrastrando desde entonces un dolor que no logra perdonarse. “Pensaba yo en esta experiencia que a veces nos ha pasado a todos”, reflexionó el prelado, vinculando esa vivencia con la urgencia del amor que no se puede postergar.

Inspirado en el pasaje bíblico de la Visitación, recordó cómo la Virgen María fue con prontitud a ayudar a su prima Isabel, llevando con ella no sólo el mensaje de Dios, sino su presencia viva, sencilla y servicial. “No fue con lujo, fue preciosa. Fue inmediatamente. Fue cristiana. Y eso es lo que nos urge a nosotros: la caridad activa”, subrayó.

Monseñor Álvarez Cano también insistió en el llamado a no caer en la negligencia del amor, tal como lo advierte San Pablo: “Hoy no basta sentir compasión, hoy se necesita actuar. Hoy es cuando se debe hacer ese favor, visitar ese matrimonio que está mal, ayudar antes de que se rompa lo que aún puede salvarse”.

El arzobispo no evadió la crítica a una realidad preocupante: la crisis de fe y abandono espiritual en muchas familias. “Cuando los padres están centrados en sus propios problemas y dejan de acompañar a sus hijos, cuando la familia ya no transmite la fe… tendremos como resultado lo que estamos viviendo”, lamentó.

En contraste, alentó a los presentes a abrazar su labor pastoral con alegría y esperanza. “Si una sola familia se salva por mí, por mi apostolado, yo me sentiré satisfecho delante de Dios”, afirmó. “Nos toca trabajar, sembrar, evangelizar… y a Dios le toca tocar los corazones”.

Finalmente, pidió que los matrimonios mismos acompañen a otros matrimonios, porque sólo quien ha vivido las tensiones del hogar conoce las heridas y también las respuestas posibles desde la fe. “Un matrimonio puede sanar a otro. Ellos saben del crédito diario entre esposos, entre hijos… saben de las luchas y de las oraciones”.

Con un cierre esperanzador, Monseñor bendijo la labor de los grupos presentes, la diócesis y a cada familia que lucha por mantenerse unida. “Que el Señor nos devuelva la paz al hogar y que el templo de La Visitación siga siendo semillero de bendiciones para quienes creen que, a través del amor, todavía es posible sanar el mundo”.

Ver también