Por : Pedro Hugo Montero
Los grupos de choque en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) mejor conocidos como porros han sido un tema de preocupación en diversos momentos de la historia reciente. Suelen aparecer en contextos de protestas o manifestaciones, y pueden ser utilizados por diferentes facciones para confrontar a sus adversarios o para defender sus intereses.
Estos grupos a menudo emplean tácticas de violencia o intimidación, que generan un ambiente de tensión y conflicto al interior. Suelen estar asociados con compromisos políticos y sociales dentro de la universidad y pueden involucrar a estudiantes, trabajadores y, en algunos casos, personas externas a la comunidad universitaria, en este caso los “dealers” o narcomenudistas, podríamos considerarlos como casos aislados pero aunque hay notas informativas que exponen o denuncian estos hechos, realmente no ha habido autoridad civil o policial que investigue, evite o prevenga la situación, precisamente porque las autoridades de la UNAM, presuntamente están involucradas.
Si bien en sus momentos históricos los “porros” han apoyado a partidos políticos como el PRI y recientemente a MORENA, lo púnico claro es que a la UNAM no se le tiene controlada. Tanto los grupos porriles como las autoridades universitarias son quienes imponen las reglas. Por ejemplo al tener su propia policía, porque la intervención externa ya sea de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, algún tipo de Fiscalía ya sea de la Ciudad de México o la General de la República podría ser vista como una violación de la autonomía.
Aunque la UNAM tiene autonomía, de academia y administración, es un error que se considere y comporte como un estado independiente dentro del Estado Mexicano, pues sigue recibiendo financiamiento del gobierno federal. Esto significa que, aunque tiene independencia en sus decisiones internas, sigue siendo parte del marco legal y político del país y ya es momento de que se permita la entrada a los cuerpos de seguridad, ya que es notorio que el fenómeno del narcotráfico aunque sea a menor escala, ya está presente.
Si se produjo y transmitió un reportaje en Canal 14, Canal 11 y TV UNAM, en el que se menciona que hay grupos porriles que presuntamente están financiados por cárteles del narcotráfico, la pregunta es ¿cuál?
Podría tratarse del Cártel de Sinaloa o del Cártel Jalisco Nueva Generación, si consideramos esta actitud de la propia UNAM y la política del gobierno federal, de abrazos y no balazos, la entrada de algún cártel de narcotráfico es inevitable, lógico y obvio que sea como la Hidra de Lerna, lo que si puede hacer la universidad, independientemente de fortalecer programas educativos sobre los riesgos del consumo de drogas y el impacto del narcotráfico en la comunidad, así como asegurarse de que la policía universitaria esté bien capacitada y equipada para manejar problemas de seguridad, incluyendo el narcotráfico. Esto comprende la vigilancia regular y la respuesta rápida a incidentes.
¿Porque salió en este momento?
Si la elección de rector será en 2025, es buen momento para iniciar, mejorar o dañar la imagen pública de quien pretenda ocupar el cargo. O incluso para fortalecer el proyecto de la virtual Presidenta Electa, Claudia Sheinbaum, de eliminar el examen COMIPEMS para el ingreso a la UNAM y si ésta no se somete, ya desde la Presidencia, hacer un veto de cartera a la UNAM y con esos recursos fortalecer su proyecto de educación “Universidad Rosario Castellanos”, que implementó en el Gobierno de la Ciudad de México para hacerla nacional.