A ojo de buen cubero… Casa de herrero!!!

by Enlace Noticias

Por M en D Alfonso Villagómez León.

Llegó el mes de mayo cargado de sus días festivos, desde el día del albañil, la sacrosanta mami, los sufridos profes, el día del estudiante e incluso para los Michoacanos el 481 aniversario de haberse fundado Morelia. Hoy en antesala de conmemorar la Batalla de Puebla, con mucho gusto compartiré con algunas reflexiones acerca de la política internacional amigable y conciliadora de nuestro Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos.

Para ponerlo en contexto, amable lector, por si no llegó a sus oídos la noticia, hace un par de días, Andrés Manuel López Obrador solicitó a su homólogo estadounidense Jon Biden, no excluir a ningún país de la Cumbre de las Américas a celebrarse en la ciudad de los Ángeles en junio próximo, ello derivado de la evidente animadversión del mandatario Anglosajón hacia los gobiernos de Cuba, Venezuela y Nicaragua entre otros, los cuales no han sido convocados a reuniones de similar naturaleza llevadas a cabo en suelo norteamericano.

En primera instancia, toda mente racional dará una lectura de aceptación a la postura del titular del ejecutivo mexicano, nuestro país históricamente se ha caracterizado por su política internacional conciliadora y de buena vecindad, tendente a la unidad y hermandad de las personas en general sin distingos de nacionalidad, género o habla, sin embargo, en boca de nuestro actual primer mandatario, tal acción parecería más bien contradictoria, trataré de explicarme porqué.

Desde su arribo a la Presidencia de la República, los ciudadanos mexicanos hemos sido testigos de adjetivos divisionistas: fifis, neoliberales, conservadores, enemigos del pueblo, aspiracionistas sin escrúpulos morales y más recientemente traidores a la patria, por citar algunos, calificativos que en nada han abonado a la armonía en las relaciones de nuestros connacionales, pues tales conceptos han permeado no solo en la clase política, oficinas públicas o sedes académicas, sino incluso al seno de las familias donde entre sus integrantes se suscitan acalorados debates a favor o en contra de las posturas presidenciales.

Pareciera ser que quien no está de acuerdo o coincide con las ideas o políticas públicas del Presidente incurre en un error, por ende se convierte en su enemigo, exponiéndose a una campaña de linchamiento público, polarizando, como ya lo mencioné, a compañeros de trabajo, padres, hijos o hermanos.

Lo realmente deseable ante esa seudo postura integracionista internacional, sería que el Señor Presidente empezara por su casa e hiciera gala de un real reconocimiento a la diversidad política, sin incurrir en descalificaciones o persecuciones autoritarias, aceptando, escuchando y dialogando con sus actuales opositores -el asunto del tren maya, por citar un ejemplo- fomentando entre la ciudadanía la comprensión del ejercicio de un gobierno democrático, donde también las minorías deben tener voz.

Cierro mis reflexiones recordando que la intervención francesa tuvo sus antecedentes en la Guerra de Reforma, conflicto entre liberales y conservadores la cual dejó en bancarrota a México y orilló al presidente Benito Juárez -por cierto admirado, según el dicho de Andrés Manuel López Obrador- a suspender los pagos por deuda externa, épico triunfo bélico nacional convertido a la postre en un símbolo de los principios de no intervención y autodeterminación de nuestro país, considerado además como un combate por la defensa de la soberanía y de la dignidad del pueblo de México, en tal razón, amable lector a ojo de buen cubero ¿no sería oportuno a estas alturas del sexenio, un viraje a los discursos divisionistas y fomentar una verdadera cultura de la democracia, dando paso a la integración de los mexicanos, permitiendo la pacífica alternancia en el poder si así lo decide la ciudadanía? lo dejo a su siempre acertada opinión, mil gracias por la amabilidad de su atención.

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