A los pies de la Reina, iniciamos un año jubilar

by Enlace Noticias

Como cada año (8 de Julio), pero por motivos pastorales, hoy 7 de julio el Presbiterio de Morelia peregrinamos a la Basílica de María Inmaculada de la Salud, aquí en Pátzcuaro, para expresar a nuestra Madre el amor filial y sincero agradecimiento por su maternal presencia e intercesión.

Este año nuestra peregrinación tiene motivos particulares de esperanza y gratitud: Iniciamos el Año Jubilar de los 100 años de que ésta Basílica se elevara a Basílica Menor por el Papa Pío XI, agregada a la Basílica de Santa María la Mayor de Roma; y también los 100 años de que se declaró a la Santísima Virgen de la Salud como Patrona del Arzobispado de Morelia a solicitud del Sr. Arzobispo Dn. Leopoldo Ruiz y Flores.

Por muchos años el Patronato de la Santísima Virgen de la Salud sobre la Arquidiócesis de Morelia se celebraba el 16 de diciembre. A partir de 1956 se comenzó a celebrar el 8 de julio, hasta la fecha.

Con estos motivos y unida nuestra peregrinación sacerdotal hoy como sacerdotes, nos reconocemos hijos de una misma Madre, María, con ella comienza la vida terrena de Jesús y con María inician también los primeros pasos de la Iglesia; hoy reconocemos como sacerdotes, que también con ella comenzó nuestra vocación al sacerdocio.

También como Pastor propio de esta Arquidiócesis invito a todos los sacerdotes a expresar la fraternidad sacerdotal y pedir a la Santísima Virgen María de la Salud su bendición y protección para continuar nuestro ministerio con renovada esperanza

evangélica.

Peregrinamos como presbiterio a los pies de la Virgen para que ella nos impulse a

seguir fuertes, nos proteja y bendiga a nuestras comunidades de fe y nos dé fuerza

para seguir en el servicio y amor a los pobres, ser constructores de una nueva sociedad de armonía, amor y paz.

El testimonio del Venerable Don Vasco y la protección de Nuestra Señora de la Salud nos piden comprometernos como pastores para que nuestros pueblos reflejen la grandeza de su dignidad humana, su capacidad creativa y su fe cristiana que pueden transformar nuestras raíces, nuestra cultura y tradiciones para conducirnos a construir una sociedad artífice de paz.

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