Los Texans de Houston llegaron a la mitad de la temporada con un prometedor récord de 6-3, manteniéndose al frente de su división. Sin embargo, la derrota del jueves ante los Jets dejó claro que el equipo tiene áreas críticas por mejorar si aspira a competir en la postemporada.
La noche comenzó con señales alentadoras cuando el corredor Joe Mixon anotó su cuarto juego consecutivo de 100 yardas, uniéndose a una selecta lista de leyendas que incluye a Earl Campbell y LaDainian Tomlinson. Mixon parecía imparable, especialmente en una impresionante serie de touchdown de 98 yardas que puso a Houston adelante en el marcador 7-0 y alimentó la esperanza de un triunfo aplastante.
El entusiasmo duró poco. En la segunda mitad, el veterano Aaron Rodgers retomó su forma, liderando a los Jets en un rally ofensivo que dejó atónitos a los Texans y sus fanáticos. Rodgers, en una de sus mejores actuaciones recientes, sumó tres pases de touchdown en la segunda mitad, dos de ellos atrapados espectacularmente por Garrett Wilson, con un nivel de habilidad que recordó las icónicas atrapadas de Odell Beckham Jr. y DeAndre Hopkins.
Wilson fue clave para que los Jets tomaran una ventaja definitiva, y Davante Adams añadió una anotación que selló la victoria, dejando a Houston con un déficit que no pudo remontar.
El juego aéreo de los Texans, liderado por el mariscal de campo CJ Stroud, no logró encontrar el ritmo. Stroud enfrentó una feroz presión defensiva, siendo capturado ocho veces y obligado a salir constantemente de la bolsa de protección. A pesar de las 1,000 yardas recibidas que Tank Dell alcanzó en su joven carrera, la ausencia de Nico Collins y Stefon Diggs limitó el alcance ofensivo de Houston.
Con lesiones que sanar y un plan de juego que reforzar, los Texans deberán recuperarse rápidamente para enfrentar a los Leones de Detroit, considerados uno de los equipos más fuertes de la liga esta temporada. El próximo 10 de noviembre, Houston deberá estar listo para un rival con aspiraciones de Super Bowl, y demostrar que no solo pueden competir, sino vencer a los grandes de la NFL.