Ramón Castro llama a replantear el liderazgo desde el servicio y la fe en medio del contexto nacional

by Enlace Noticias

El presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, Monseñor Ramón Castro Castro, obispo de Cuernavaca, dirigió un mensaje en el que reflexiona sobre el sentido del Reino de Cristo y su contraste con las estructuras de poder contemporáneas. En su intervención, el jerarca católico planteó una crítica indirecta a los modelos de liderazgo centrados en privilegios y poder, y propuso una visión basada en el servicio, la humildad y la justicia.

Castro Castro subrayó que el Reino de Cristo no se construye con ejércitos, riquezas ni territorios, y que fue confiado a personas sin poder económico ni influencia política. En ese sentido, cuestionó la admiración social hacia el dinero mal habido y la validación del éxito basado en la corrupción, al tiempo que propuso una ética centrada en el servicio a los demás.

El obispo de Cuernavaca planteó que el símbolo del Reino es la cruz, entendida como un trono desde el cual se manifiesta el amor redentor. Recordó que Jesús lavó los pies de sus discípulos y que ese gesto debería inspirar a quienes ejercen funciones de gobierno. “Qué diferente sería nuestro país si nuestros líderes entendieran que gobernar es servir”, expresó.

En su mensaje, también hizo un llamado a los cristianos a asumir su triple misión como profetas, sacerdotes y reyes, entendidos estos últimos como servidores que construyen una imagen imperfecta del Reino de Dios en la tierra. Enfatizó la necesidad de denunciar la injusticia, interceder por el pueblo y actuar con coherencia ética en la vida pública y privada.

Castro Castro advirtió sobre el riesgo de confundir las promesas de transformación política con la plenitud del Reino de Dios. Señaló que, aunque algunas propuestas sociales pueden buscar el bien común, muchas veces se convierten en estrategias de promoción sin efectos duraderos. En ese contexto, insistió en que el Reino de Dios no es un orden político ni una estructura institucional, sino una actitud del corazón y una decisión personal de seguir a Cristo.

El mensaje concluyó con una exhortación a no perder de vista la dimensión trascendente de la vida cristiana, especialmente en un país marcado por la violencia, la desigualdad y la desesperanza. Para el presidente del Episcopado, el anuncio del Reino implica invitar a todos, en particular a quienes están más alejados, a participar en una comunidad basada en la fraternidad, la generosidad y el amor que se entrega.

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