Por unanimidad, el Senado de la República aprobó el dictamen que plantea reformar los artículos 3, 4 y 73 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, a fin de establecer las bases legislativas que prohíben el maltrato a los animales.
Con 117 votos, las y los senadores avalaron el proyecto que plantea que será deber del Estado mexicano garantizar la protección, el trato adecuado, la conservación y el cuidado de los animales.
Las reformas que fueron remitidas a las legislaturas de los estados también establecen que los planes y programas de estudio, que se impartan en las instituciones educativas de México, deberán contar con temas en materia de protección de los animales.
En tribuna, Susana Harp Iturribarría, de Morena, subrayó que la reforma está encaminada a reordenar las distintas disposiciones que regulan la relación de las personas con los animales, para garantizar su protección en condiciones dignas. No es un asunto menor, agregó, se trata de un tema sensible para la sociedad, porque la vida de todo ser vivo es motivo de respeto.
Por Acción Nacional, José Máximo García López, afirmó que la protección jurídica de los animales es una cuestión ética y moral, fundamentalmente en una sociedad que aspira al desarrollo, la equidad y la compasión. El maltrato hacía estos seres vivos es un tema que la sociedad en su conjunto debe trabajar para erradicar.
Del Revolucionario Institucional, Rolando Rodrigo Zapata Bello consideró que al prevenir el maltrato de los animales y fomentar una cultura de cuidado, se “invierte” en el tejido social, pues con ello también se previenen conductas de tortura, mutilación y crueldad que pueden después “romper otros hilos” de la cultura cívica, es decir, que se puedan presentar esas malas conductas en los humanos.
Juanita Guerra Mena, del PVEM, refirió que en las últimas décadas ha crecido en México la tendencia de tener una mascota en casa; sin embargo, lamentó que, tanto a nivel estatal como federal, el marco jurídico de protección animal no había “evolucionado” de manera consistente con esa cultura de tenencia de mascotas, lo que generaba vacíos legales y hacía urgente crear un marco normativo rector.