Pide sacerdote mayor responsabilidad con el cuerpo humano y critica excesos modernos durante homilía en Morelia

by Enlace Noticias

En el marco de la solemnidad de la Ascensión del Señor, el sacerdote Julio César Fajardo Aguilar exhortó a los fieles a asumir una mayor responsabilidad con el cuidado del cuerpo, durante su homilía en el templo del Señor de la Columna, en la ciudad de Morelia. El mensaje abordó la dimensión teológica del cuerpo humano en relación con la figura de Cristo y cuestionó los estilos de vida que lo deterioran.

Fajardo explicó que la celebración litúrgica remite al momento en que, según la tradición cristiana, Jesús ascendió al cielo con su cuerpo glorificado. “La carne que lleva a Jesús hacia el cielo es tu carne”, expresó, para luego subrayar que dicha visión implica un llamado al respeto y la dignificación del cuerpo humano.

Durante su predicación, el sacerdote realizó una crítica directa a los hábitos que afectan la salud física, como la mala alimentación, la falta de sueño, el abuso del ejercicio y el consumo de sustancias nocivas. Narró anécdotas que ejemplifican cómo, en contextos médicos como la hemodiálisis, las personas continúan incurriendo en prácticas dañinas pese a su condición. “Son los golpes que le damos al cuerpo humano”, afirmó.

A lo largo de la homilía, el presbítero también reflexionó sobre los signos litúrgicos asociados al ascenso: el incienso, las imágenes elevadas, los campanarios y las expresiones rituales como “levantemos el corazón”, las cuales, dijo, expresan el deseo de trascendencia presente en el ser humano. “La liturgia está llena de estos gestos anabáticos”, mencionó, en referencia a los movimientos ascendentes que simbolizan el acercamiento a lo divino.

Fajardo aprovechó la ocasión para criticar una visión exclusivamente terrenal de la vida. Aseguró que el mensaje de la Ascensión recuerda que “esta tierra no es nuestro destino” y que el cristiano debe mirar hacia lo eterno, sin por ello desligarse del compromiso con la realidad presente. “Estamos hechos para algo más grande que lo que estamos viviendo”, señaló.

El sacerdote concluyó recordando que la celebración no debe entenderse como un abandono de Jesús, sino como una invitación a participar en su alegría a través del Espíritu Santo. “Nuestra responsabilidad cristiana es contemplar a este Dios que sube, entender la dignidad de nuestra carne y comenzar a construir aquí el Reino de los Cielos”, expresó.

La celebración se dio a ocho días de la fiesta de Pentecostés, en la recta final del tiempo litúrgico de la Pascua para la Iglesia católica.

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