El Padre Julio Cesar Fajardo Aguilar, responsable de la Pastoral de la Salud de la Arquidiócesis de Morelia y rector de la Iglesia de la Columna, ofreció una reflexión profunda sobre la naturaleza del carácter humano y su relación con el servicio cristiano y la misión de la Iglesia.
El Padre Julio comenzó su sermón destacando la importancia del carácter, utilizando como ejemplo a los discípulos Santiago y Juan, conocidos como los «hijos del trueno» por su temperamento impulsivo. «El carácter es parte de nuestra vida y de nuestra personalidad», señaló el sacerdote, enfatizando que, aunque algunas personas puedan tener un carácter difícil, este no debe ser visto como un defecto, sino como una herramienta para glorificar a Dios.
«Nuestro carácter nos ayuda para que seamos capaces de estar con Jesús», explicó, recordando a los feligreses que incluso aquellos con personalidades fuertes pueden encontrar fortaleza en su fe y utilizar su carácter para cumplir la voluntad divina.
El sermón también abordó el tema del servicio, una característica fundamental del cristianismo. «El poder que nosotros tenemos, la grandeza cristiana, no es que tomemos del otro, sino que le demos al otro», afirmó el Padre Julio. En contraste con el poder explotador del Imperio Romano, el verdadero poder cristiano reside en el servicio y la entrega a los demás.
El Padre Julio ilustró este punto con una anécdota de su tiempo en el seminario, donde aquellos que se ofrecían a realizar tareas humildes eran a menudo vistos como tontos. «Servir es una oportunidad y es un don que Dios nos ha dado», insistió, llamando a los feligreses a abrazar el servicio como una expresión de su fe.
El tercer punto de la homilía se centró en el concepto de discipulado. Ser discípulo de Jesús, explicó el Padre Julio, no es solo escuchar sus enseñanzas, sino seguir su camino y emular su ejemplo. «Ser discípulos de Jesús no es solamente escucharlo, es seguir su camino y es imitarlo», dijo, animando a los feligreses a demostrar su devoción a través de acciones concretas que reflejen los valores de Cristo.
El Padre Julio concluyó con una reflexión sobre el Domingo Mundial de las Misiones, recordando a los presentes que todos los cristianos tienen la misión de presentar a Jesús en sus ambientes cotidianos. «No ocupamos hablar para evangelizar, nuestro servicio es una misión para los demás», afirmó, subrayando que la verdadera evangelización se logra a través del ejemplo y el servicio.
La homilía del Padre Julio Cesar Fajardo Aguilar es un llamado a los fieles a utilizar su carácter, sea cual sea, para el servicio y la misión de la Iglesia. En un mundo donde el poder a menudo se asocia con la dominación y la explotación, el Padre Julio nos recuerda que el verdadero poder cristiano radica en la capacidad de dar y servir a los demás.
En este Domingo Mundial de las Misiones, su mensaje resuena con especial fuerza, invitando a todos los cristianos a redescubrir su papel como discípulos de Jesús y a vivir una vida de servicio dedicada a la gloria de Dios.