Padre Julio César Fajardo advierte sobre la mercantilización de la fe en homilía dominical

by Enlace Noticias

Durante la celebración eucarística de este domingo en el Templo de la Rectoría de la Columna, el sacerdote Julio César Fajardo ofreció una homilía centrada en la festividad de la Dedicación de la Basílica de San Juan de Letrán, abordando el significado histórico, litúrgico y comunitario de la Iglesia, tanto como templo físico como comunidad de creyentes.

El presbítero explicó que la dedicación de una iglesia no equivale a una simple bendición, sino a un proceso simbólico que incluye la unción del altar y los muros, comparándolo con el bautismo de una persona. A partir de esta analogía, trazó un recorrido histórico desde la persecución de los primeros cristianos hasta el Edicto de Milán, destacando el papel de Constantino y la construcción de la primera basílica cristiana.

En su mensaje, el sacerdote hizo énfasis en la distinción entre la Iglesia como estructura y como comunidad, señalando que el término con mayúscula refiere al conjunto de fieles bautizados. En este marco, exhortó a los asistentes a revisar su relación con el templo y con la comunidad, subrayando que la Iglesia debe ser entendida como madre, maestra, casa y río de vida.

Uno de los puntos más críticos de la homilía fue la denuncia de prácticas que, según el sacerdote, convierten la fe en objeto de compraventa. Fajardo condenó la simonía —pecado que consiste en comercializar los sacramentos— y ejemplificó con casos concretos de bodas y bautizos realizados sin preparación, mediante pagos irregulares o intermediarios. También cuestionó la proliferación de productos religiosos, servicios espirituales y figuras que lucran con la fe, incluyendo catequistas falsas, “wedding planners” y promotores de prácticas esotéricas.

El sacerdote también abordó la dimensión social de la Iglesia como refugio en contextos de desastre, recordando su experiencia reciente en Veracruz tras las inundaciones. Relató cómo las personas afectadas acudieron a los templos en busca de consuelo, y cómo la comunidad respondió con gestos de dignidad y fe, incluso en medio de la pérdida material.

En la parte final de su mensaje, Fajardo llamó a los fieles a cuidar el templo físico como expresión de respeto y pertenencia, mencionando casos de descuido y basura en el recinto. Reiteró que cada cristiano es templo de Dios, y que la Iglesia debe ser espacio de misericordia, comunión y reverencia por la dignidad humana.

La homilía concluyó con una exhortación a defender la Iglesia como casa común, evitando burlas o desprecio hacia ella, y reconociendo su papel como fuente de vida espiritual y comunitaria.

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