En su mensaje dominical tras el rezo del Ángelus, el Papa León XIV dirigió palabras de consuelo y cercanía a las comunidades mexicanas afectadas por las recientes inundaciones que han dejado un saldo de 80 personas fallecidas, decenas de desaparecidos y miles de viviendas e infraestructuras destruidas. El Pontífice encomendó a la intercesión de la Virgen María las almas de los difuntos y pidió por las familias que enfrentan esta emergencia humanitaria.
Desde la ventana del Palacio Apostólico, el Papa se refirió a las lluvias que azotaron durante una semana la zona centro-oriental de México, con especial impacto en los estados de Veracruz, Querétaro, San Luis Potosí e Hidalgo. Pueblos enteros quedaron bajo el lodo y los escombros, y miles de personas permanecen sin acceso a servicios básicos como agua y electricidad. La cifra oficial hasta el momento reporta 80 muertos y 18 desaparecidos.
El mensaje papal se suma a los llamados internacionales de atención ante la magnitud del desastre, en un contexto donde las autoridades mexicanas continúan con labores de rescate, evaluación de daños y asistencia a las comunidades afectadas. La referencia explícita del Papa León XIV refuerza la visibilidad del caso en el ámbito diplomático y religioso, y podría derivar en gestos de cooperación desde organismos vinculados a la Iglesia.
En el mismo mensaje, el Pontífice reiteró su llamado a la oración constante por la paz en el mundo, especialmente mediante el rezo comunitario del Santo Rosario. Aludiendo al sufrimiento de las víctimas de conflictos armados, León XIV destacó que “de esta intercesión del corazón nacen gestos de caridad evangélica, de cercanía concreta, de solidaridad”. Citó además el Sermón de la Montaña: “Bienaventurados los que trabajan por la paz”, como exhortación a mantener el compromiso espiritual frente a la violencia global.
El Papa también dedicó un momento a saludar a las Hermanas Reparadoras del Sagrado Corazón de Jesús, quienes celebran el 150 aniversario de su fundación. La congregación, establecida en Nápoles en 1875 por Isabella de Rosis, mantiene una misión centrada en la reparación espiritual mediante la oración, el sacrificio y la acción pastoral.
El mensaje dominical de León XIV combinó tres ejes: la emergencia humanitaria en México, la persistencia del conflicto en diversas regiones del mundo y el reconocimiento a una comunidad religiosa con trayectoria histórica. La articulación de estos temas refuerza el enfoque pastoral del Pontífice, que busca vincular la oración con la acción concreta en contextos de sufrimiento colectivo.