En un gesto simbólico y cargado de significado, el Papa León XIV realizó este 29 de mayo una visita no anunciada al Borgo Laudato si’, el corazón ecológico del Vaticano ubicado en la histórica residencia papal de Castel Gandolfo. Su presencia en este espacio, creado por el Papa emérito Francisco en 2023, no fue solo protocolaria: fue un mensaje claro sobre la continuidad del compromiso con la ecología integral.
A media mañana, una discreta caravana papal partió del Vaticano rumbo a los verdes parajes de Castelli Romani, en la región italiana de Lacio. A su llegada, León XIV recorrió los espacios del Borgo, un centro pionero en formación y sensibilización sobre el cuidado de la Casa Común, nacido como expresión concreta de los principios de la encíclica Laudato si’, publicada hace exactamente diez años.
Un legado que florece
Con 20 hectáreas de tierras agrícolas, invernaderos y granjas, el Borgo es más que un símbolo: es un laboratorio vivo de economía circular, sostenibilidad y justicia ambiental. Allí conviven expertos internacionales con personas tradicionalmente marginadas: migrantes, mujeres víctimas de violencia, ex presos, personas con discapacidad. Todos participan en programas de educación ecológica y capacitación laboral en jardinería y mantenimiento ambiental.
León XIV también aprovechó la visita para recorrer el Palacio Apostólico, convertido en museo por Francisco en 2016, y que hasta hace poco fue residencia de verano de los Papas. La escena fue sobria, sin discursos oficiales, pero cargada de profundidad: un Pontífice que, sin palabras, refrenda el llamado a una “conversión ecológica” urgente para el planeta y la humanidad.
Más que un paseo
El retorno del Papa al Vaticano se prevé para primeras horas de la tarde, pero su presencia en Castel Gandolfo dejó sembrado un mensaje potente: el compromiso con la ecología integral no es una moda pasajera ni una estrategia pastoral secundaria. Es parte central del magisterio de la Iglesia en el siglo XXI.
Con esta visita, León XIV da continuidad al camino trazado por su predecesor y envía una señal de que el verde de la fe seguirá creciendo en las colinas vaticanas… y, con esperanza, más allá de ellas.