El próximo domingo 25 de mayo, el Papa León XIV tomará posesión formal de la Basílica de San Juan de Letrán, su cátedra episcopal como Obispo de Roma, mediante una ceremonia que incluye un recorrido desde la Basílica de San Pedro. Aunque el evento será de carácter sobrio y espiritual, conserva elementos históricos de la antigua “cabalgata papal”, una práctica que tuvo lugar durante siglos y que simbolizaba la conexión entre el poder religioso del Pontífice y la tradición de la Roma imperial.
La “cabalgata papal” fue instaurada formalmente en el siglo IX, y durante la Edad Media y el Renacimiento se consolidó como un recorrido procesional de gran complejidad ceremonial. Esta práctica consistía en trasladar al nuevo Papa desde San Pedro hasta Letrán, acompañado por una larga comitiva que incluía clérigos, nobles y milicias, organizada bajo un estricto orden jerárquico determinado por las ordenanzas papales.
A lo largo del trayecto, el Pontífice cruzaba puntos clave de la ciudad de Roma, como el Puente Sant’Angelo, el Campidoglio y el Foro Romano. La procesión no sólo mostraba al pueblo el rostro del nuevo líder espiritual, sino que también cumplía una función política y de afirmación de autoridad. El paso por los monumentos antiguos era interpretado como una metáfora de continuidad entre el legado del Imperio Romano y el papado.
Durante siglos, el medio de transporte del Papa en esta procesión fue una mula blanca, símbolo asociado a figuras bíblicas como Jesús y a ritos establecidos por los Estados Pontificios. Más adelante se utilizaron caballos, literas y carruajes. Desde el pontificado de Pío XII en 1939, el recorrido se realiza en automóvil.
Tras la pérdida del poder temporal del papado en 1870 y la suspensión de las ceremonias públicas, la “toma de posesión” de la Catedral de Letrán se mantuvo sin el despliegue ceremonial previo. Fue reintroducida con modificaciones en el siglo XX, en un formato adaptado al contexto moderno y sin los elementos que implicaban demostraciones de poder político.
El acto de este domingo, aunque alejado de la suntuosidad de épocas anteriores, mantiene un vínculo con la dimensión simbólica del pontificado en relación con la ciudad de Roma. El alcalde de la capital italiana, Roberto Gualtieri, rendirá homenaje al Papa León XIV antes de la celebración eucarística en Letrán, en un gesto que remite al tributo cívico tradicional de la ciudad al nuevo Obispo de Roma.
La ceremonia refuerza la función del Papa no sólo como líder de la Iglesia universal, sino también como pastor de la diócesis de Roma, y su desplazamiento desde San Pedro hasta Letrán conserva el significado histórico y pastoral de un rito que ha sido reinterpretado a lo largo de los siglos.