Por: Pedro Hugo Montero
En México, algunas entidades han manifestado su interés en modificar o incluso salir del pacto fiscal federal, principalmente argumentando una distribución desigual de los recursos recaudados. Este tema se volvió particularmente relevante desde el cambio de administración federal en 2018, cuando algunos gobernadores expresaron su inconformidad con el modelo de distribución fiscal y se reforzó durante la pandemia de COVID-19.
La semana pasada el caricaturista de El Financiero, Garcí, publicó una caricatura política titulada «El duelo del pacto fiscal». La caricatura simboliza un duelo político entre Enrique Alfaro, gobernador de Jalisco (de espaldas, representado como un contendiente directo) y Rogelio Ramírez de la O, secretario de Hacienda y Crédito Público (de frente). Este enfrentamiento alude al debate sobre el pacto fiscal, con Alfaro exigiendo mayor autonomía y redistribución de recursos para su estado.
Enrique Alfaro, de espaldas, adopta una posición desafiante, enfrentando a Ramírez de la O.
quien más pequeño en proporción, parece menos amenazante, pero su sombra proyectada al suelo tiene la forma de unas tijeras abiertas, lo que sugiere una crítica irónica. Las «tijeras» podrían simbolizar acciones del gobierno federal percibidas como recortes o restricciones a los recursos fiscales asignados a los estados.
Similar a un «duelo del viejo oeste», el desierto vacío intensifica la idea de una confrontación sin mediadores, donde ambos personajes se enfrentan simbólicamente en un entorno hostil.
El contexto de esta escena se da porque Enrique Alfaro se cansó de que le rebajaran dos años consecutivos las participaciones federales y firmó una iniciativa legal para que Jalisco abandone eventualmente el pacto fiscal, en caso de que no se dé un trato justo al estado en materia presupuestal. Lo que lo convertiría legalmente en el primer estado independiente, autónomo. No es el único estado con esa inconformidad, de hecho históricamente ya ha sido propuesto por los estados de la franja norte, Nuevo León, Coahuila, Tamaulipas, Durango, Jalisco, y Guanajuato, quienes reclaman un trato más equitativo bajo el argumento de que sus aportaciones son cruciales para el presupuesto nacional. Se quejan de que gran parte de los recursos se destinan a estados con menor productividad económica.
En respuesta, Claudia Sheinbaum Pardo consideró que la Ley de Coordinación Fiscal, “tiene una virtud, es mejorable, sí, pero tiene una virtud”, que tiene que ver con apoyar a los estados que han estado más rezagados. En otras palabras lo bateó y de revire le recalcó que los estados deben compartir riqueza y crear sus propios ingresos para contar con presupuestos suficientes, ¿así como en la película de La Ley De Herodes? Muy hábil su respuesta, ¿alguna entidad pagaría el costo político de crear nuevos impuestos? Al parecer no.
“Esta distribución es indispensable, esa es la formación de la República y es lo que ha habido en México durante muchos años, entonces esta idea de salirse del pacto fiscal la verdad no es muy entendible”, dijo la presidenta, y remató que habría que ver la opinión del nuevo gobernador, nuevamente ignoró a Alfaro.
Tras el exceso de rudeza innecesaria, Rogelio Ramírez de la O, al comparecer en el pleno de la Cámara de Diputados para analizar el paquete económico 2025, expuso que el 86 por ciento de los ingresos de dicho estado son participaciones federales, «una proporción muy alta». Y que lejos de disminuir, las transferencias federales a Jalisco tendrán un incremento superior a 6 mil millones de pesos en 2025, respecto a las recibidas en 2024, aseguró.
«Las transferencias federales a Jalisco en 2025 serán de 139 mil millones de pesos; hay un incremento respecto a los 133 mil millones de 2024», afirmó el secretario.
«Es cierto, es un estado grande, muy productivo; sin embargo, tiene una dependencia demasiado alta de las participaciones federales, del 86 por ciento del ingreso, que es muy alta para un estado como Jalisco. Pero no voy a hacer aquí un juicio de cada entidad federativa, porque son, al final de cuentas, soberanas», añadió.
Desafíos legales y políticos
Abandonar el pacto fiscal no es un proceso sencillo. Implicaría cambios en la Constitución, negociaciones con el Congreso y el gobierno federal, además de tensiones políticas significativas. Incluso en un escenario ideal, esta decisión requeriría voluntad política, recursos económicos sólidos y un plan detallado para sustituir las participaciones federales.
Si bien la posibilidad de que un estado, en este caso Jalisco salga del pacto fiscal es baja debido a los complejos procesos legales y políticos, la demanda de una revisión más equitativa del modelo actual sigue vigente y podría abrir un debate más amplio sobre el federalismo fiscal en México.