Pedro Hugo Montero
En seguimiento al análisis de la organización celular que abordé en la columna pasada, en relación con el gabinete de Clara Brugada, procederé a examinar cada una de las «células» derivadas de la mitosis de la Seduvi. Comenzaré con la que considero más relevante y normativa: la Secretaría de Planeación y Ordenamiento Territorial, liderada por el experimentado político Alejandro Encinas.
Aunque la frase «vivir fuera del presupuesto es vivir en el error» subraya la importancia de la planificación financiera para evitar problemas económicos y mantener la estabilidad, en la política mexicana este concepto va más allá de la gestión de recursos; también abarca la supervivencia política y financiera de los políticos y «servidores públicos«. En este contexto, Encinas, conocido por su amplia experiencia en la administración pública, desarrollo urbanístico y derechos humanos, enfrenta el desafío de no solo planear la ciudad, sino toda una metrópoli.
Encinas tiene la oportunidad de llevar a cabo una renovación estructural que permita la incorporación de nuevos funcionarios y brinde una verdadera atención a las necesidades urbanas.
Esto incluye la construcción de viviendas asequibles, así como la recuperación y conservación de espacios públicos y del paisaje urbano.
Para lograrlo, Encinas deberá eliminar los factores de contaminación “celular”, como los intereses económicos y la corrupción que han influido en el desarrollo de esta nueva «célula«. Esto implica buscar apoyo de otras dependencias para fortalecer su sistema inmunológico e inhibir el crecimiento descontrolado que ha sido permitido por administraciones anteriores. Un ejemplo claro es el caso del Centro Histórico, donde se han documentado y denunciado invasiones, despojos ilegales de inmuebles, falsificación de documentos para supuestas regulaciones, y cobro de derechos de piso, tanto comerciales como residenciales.
Encinas requerirá un apoyo real de la Autoridad del Centro Histórico, que, según los hechos, ha sucumbido a intereses económicos, en particular los de la comunidad china; de la Fiscalía Capitalina, que ha mostrado deficiencias en la investigación de delitos, incluidos los incendios provocados, y de la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial de la CDMX (PAOT), que ha sido acusada de aprobar construcciones irregulares mediante documentación falsa, entre otros problemas.
En cuanto a su «célula hermana«, la Secretaría de Vivienda, Inti Muñoz Santini ha sido ratificado en el cargo. En el sector de la construcción, se rumorea que Inti ha «encontrado el negocio» al adaptar tácticas federales, a través del Infonavit, para omitir trámites y requisitos, pero lo hace a través del INVI con el argumento de construir y financiar vivienda digna y sustentable. Sin embargo, esta dependencia ha estado involucrada en actos de despojo, fraude y otras irregularidades. La táctica de Muñoz parece basarse en la estrategia de «desviación de atención» para ocultar los problemas y vicios de las obras, evadiendo la supervisión y la investigación por parte de otras autoridades, alcaldías, auditores y fiscalías, y encubriendo problemas internos de contubernio y corrupción.
El gobierno de Clara Brugada enfrenta un reto significativo: ¿cómo apoyará, regulará o detendrá el crecimiento del cártel inmobiliario que ha emergido en esta nueva administración? Está por verse. Sin embargo, es evidente que habrá conflictos entre las dos «células» que operan en el mismo sector y abordan las mismas necesidades, pero desde distinta perspectiva. La diferencia radica en que la célula de Encinas se basa en prestigio y resultados, mientras que la de Muñoz parece enfocarse en intereses particulares.