Espada del Augurio…Cuando el poder complica lo simple: el caso de la Fiscalía en CDMX

by Enlace Noticias

Por:Pedro Hugo Montero

Desde antes de asumir la presidencia, Claudia Sheinbaum ya había identificado que mantener a Ulises Lara en la Fiscalía de CDMX sería un problema político. No sólo por su título «fast track» ni sus conflictos electorales con la oposición, que incluso pareciera que los tomó a título personal, ni por haber «rescatado» a Javier Corral de ser detenido por la Fiscalía de Chihuahua, para así el lograr la impunidad y tomar protesta como senador. Con la sucesión en marcha, todo apuntaba a Bertha María Alcalde Luján como la elegida para el cargo. Morena, con su mayoría en el Congreso capitalino, parecía tener el camino despejado. Sin embargo, lo que debía ser un trámite sencillo se convirtió en un circo que ahora evidencia complicaciones inesperadas.

Desde entonces la hermana de la actual presidenta de Morena, Luisa María Alcalde, contó con todo el apoyo de la presidenta, Claudia Sheinbaum, quien está interesada en dicha posición al tener en cuenta su pasado como jefa de Gobierno de la CDMX y que ahora será controlada por el super secretario de Seguridad Ciudadana Omar García Harfuch, quesque como parte de su estrategia de lucha contra el crimen en todo el país.

Hay que recordar que ella fue una de las «finalistas» para presidir el INE y anteriormente compitió contra Lenia Batres, por un lugar en la SCJN, ya conocemos el resultado, probablemente Bertha María Alcalde hubiese hecho un papel menos cuestionable, por eso su premio de consolación fue la titularidad del ISSSTE y desde entonces estaba contemplada por ocupar el cargo de Fiscal de la Ciudad de México.

Todo iba bien, Morena al tener una super mayoría en el Congreso de la CDMX, le garantiza los votos de las dos terceras partes de los presentes para ser nombrada sin la necesidad de llegar a consensos con la oposición.

Pero para no mostrarse taaaan atascados en la cooptación por el poder, quisieron montar un circo para legitimar una decisión tomada desde el sexenio anterior, lo que nunca consideraron fueron los riesgos al querer complicar algo sencillo, no solo se esforzaron de más, sino que además les salió el chirrión por el palito.

El presidente del Consejo Judicial Ciudadano (CJC), Jorge Nader Kuri notificó a los otros consejeros que la Guardia Nacional no tenía listos los resultados de los exámenes de control de confianza que se practicaron a los siete aspirantes entre el 25 y 26 de noviembre.

El viernes pasado y durante el fin de semana recibimos comunicación de la Guardia Nacional en el sentido de que estuvieron aplicando sus protocolos para el análisis de toda la información y por lo tanto requerían más tiempo para emitir sus resultados de forma tal que fueran exhaustivos”, explicó Nader.

Dijo que esa notificación implica aplazar la conformación de la terna unos cuantos días y que es una buena señal, porque desde su perspectiva implica que la Guardia Nacional hace un trabajo a profundidad con todos los candidatos y, sus evaluaciones seguramente reflejarán una muy buena información para decidir sobre el perfil a votar.

Supongamos que sí, pero es evidente que no, lo que sí pudo haber pasado, fue que ni la candidata oficial, Bertha María Alcalde, ni su plan B, acreditaron la evaluación de Control de Confianza,  que no es tan fácil como solo presentar documentación legal, se deben entregar comprobantes de estudios (para revisar su legitimidad); se deben proporcionar cartas de recomendación de familiares, amigos y vecinos; estados de cuenta bancarios de todas las cuentas a su nombre para ver la evolución patrimonial; constancia de no antecedentes penales; presentar exámenes psicométricos; proporcionar huellas dactilares; acreditar prueba anti doping; ofrecer biométricos de ojos y voz; incluso entrevistas con psicólogos y la aplicación del polígrafo. No es fácil, incluso elementos de las Fuerzas Armadas y áreas sensibles del gobierno las han aplicado y son un excelente filtro.   

El retraso en la presentación de la terna final, justificada por la falta de resultados de los controles de confianza de la Guardia Nacional, deja entrever tensiones internas y posibles fracasos en las evaluaciones de los perfiles principales. ¿Qué sucede cuando los candidatos oficiales no cumplen con los filtros? O peor aún, ¿qué pasa si el aspirante que sí los supera no puede ser controlado políticamente por Morena?

La narrativa de legitimidad que se buscó construir choca con los hechos, evidenciando una estrategia mal calculada. Al final, complicar lo sencillo no solo desgasta al gobierno de Sheinbaum y Brugada, sino que alimenta dudas sobre la transparencia de un proceso que parece diseñado para ratificar una decisión tomada desde septiembre.

La pregunta queda en el aire: ¿para qué tanto brinco estando el piso parejo? Este desenlace, donde el chirrión salió por el palito, no solo deja al descubierto las fallas del proceso, sino también el peso del cálculo político sobre las instituciones.

Dijera el clásico de Juan Gabriel, ¿Pero qué necesidad?

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