El Papa León XIV sostuvo este viernes su primer encuentro oficial con la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea (COMECE), en una audiencia centrada en la escucha y el intercambio de perspectivas sobre temas prioritarios para el continente.
El encuentro, previsto originalmente con el fallecido Papa Francisco, fue retomado por el nuevo Pontífice como un gesto de continuidad institucional. La COMECE, integrada por representantes episcopales de los países miembros de la Unión Europea, expuso al Papa asuntos como la paz, la migración, la inteligencia artificial y otros desafíos contemporáneos que inciden tanto en la vida de la Iglesia como en la sociedad europea.
Según lo expresado por el secretario general de COMECE, Manuel Barrios Prieto, el encuentro se caracterizó por una actitud de apertura por parte del Papa, quien optó por escuchar las inquietudes de los obispos antes que presentar propuestas propias. Esta disposición fue valorada por los participantes como un signo de interés en fortalecer la interlocución entre el Vaticano y las estructuras eclesiales regionales.
La audiencia ocurre en un contexto de transición dentro de la Iglesia católica, donde diversos sectores observan con atención las primeras señales del pontificado de León XIV. La reunión con COMECE representa uno de los primeros espacios de acercamiento formal con organismos regionales desde su elección como Sucesor de Pedro.
Durante la reunión no se hicieron públicos posicionamientos específicos del Papa sobre los temas planteados, aunque el formato del encuentro sugiere que su pontificado buscará consolidar espacios de escucha y consulta con los episcopados locales y regionales.
La COMECE actúa como un interlocutor entre la Iglesia y las instituciones de la Unión Europea, y su diálogo con el Pontífice marca una oportunidad para definir líneas comunes en cuestiones de política migratoria, desarrollo tecnológico, derechos humanos y cohesión social.
Este tipo de encuentros suelen tener implicaciones tanto pastorales como políticas, al situar a la Iglesia como actor dentro del debate público europeo y en el acompañamiento de los procesos sociales en marcha. Se espera que el Vaticano dé continuidad a estos espacios de articulación con distintas regiones del mundo católico en los próximos meses.