El Gillette Stadium será el escenario de un duelo que refleja dos realidades opuestas. Este jueves por la noche, los New York Jets (2-7) visitan a unos New England Patriots (8-2) que han transformado su destino en apenas un año. Lo que en 2024 fue una campaña para el olvido, con apenas cuatro victorias y el despido del entrenador Jerod Mayo, hoy es una historia de resurgimiento bajo el mando de Mike Vrabel, exjugador y campeón del Super Bowl, que ha devuelto la competitividad y el carácter a Foxborough.
Con siete victorias consecutivas, los Patriots igualan la mejor racha de la liga y se han convertido en una fuerza dominante en la AFC. El cambio no solo es estadístico, sino estructural. Vrabel ha logrado cohesionar un grupo que el año pasado se desmoronaba, y lo ha hecho con una mezcla de liderazgo, inversión inteligente y talento joven. El mariscal de campo novato Drake Maye, tercera selección del Draft 2024, ha sido el motor ofensivo con 19 pases de touchdown y dos anotaciones por tierra. Su conexión con Stefon Diggs, recién llegado desde Houston, ha sido clave, pero también destaca la distribución del balón: seis receptores superan las 20 recepciones, sin depender de nombres rutilantes.
La ofensiva ha pasado de ser la número 30 en puntos por partido a ocupar el octavo lugar, con un promedio de 26.5 unidades por encuentro. Sin embargo, no todo ha sido perfecto. La línea ofensiva aún muestra fisuras, con Maye siendo capturado 35 veces, la segunda cifra más alta de la liga. En el juego terrestre, TreVyon Henderson ha superado al veterano Rhamondre Stevenson en producción, aunque la rotación se mantiene abierta.
Donde los Patriots han dado un salto cualitativo es en defensa. Con más de 150 millones de dólares invertidos en la temporada baja, reforzaron cada línea con nombres como Milton Williams, Harold Landry, Carlton Davis y Robert Spillane. La apuesta ha rendido frutos: Nueva Inglaterra lidera la liga en yardas terrestres permitidas (79.2 por partido), no ha concedido más de 50 yardas a ningún corredor rival y ocupa el sexto lugar en puntos permitidos. K’Lavon Chaisson, fichado por un año, ha sido una revelación con 6.5 capturas y ocho tacleadas para pérdida de yardas.
Los Jets, por su parte, llegan con una campaña marcada por la reconstrucción y la incertidumbre. Bajo el mando del entrenador debutante Aaron Glenn, el equipo ha mostrado destellos, pero también ha sufrido bajas sensibles y una falta de consistencia. Glenn reconoce el mérito de Vrabel y el desafío que representa enfrentar a un equipo que ha sabido reinventarse. “Está demostrando que es posible lograr un cambio radical en tan solo un año”, afirmó.
El duelo en Foxborough será más que un partido divisional. Es el choque entre una franquicia que ha resurgido con fuerza y otra que busca identidad. Para los Patriots, es la oportunidad de consolidar su dominio. Para los Jets, una prueba de carácter ante uno de los equipos más en forma de la NFL. La noche promete intensidad, estrategia y un nuevo capítulo en la rivalidad del Este.

