Los Dallas Cowboys recibirán un duro golpe con la baja de su mariscal de campo titular, Dak Prescott, quien estará fuera de juego durante varias semanas debido a una lesión en el tendón de la corva. El incidente ocurrió en la derrota de 27-21 contra los Atlanta Falcons el pasado domingo. Según reportes de NFL Network Insider, el equipo realizó una resonancia magnética a Prescott, y los resultados fueron más desalentadores de lo esperado, poniendo en duda su disponibilidad para el resto de la temporada.
El entrenador en jefe de los Cowboys, Mike McCarthy, informó este lunes que el equipo aún está evaluando la gravedad de la lesión y que Prescott busca una segunda opinión médica para determinar el tratamiento adecuado. Si bien no se ha descartado la posibilidad de que Prescott sea colocado en la reserva de lesionados, decisión que lo inhabilitaría por al menos cuatro partidos, McCarthy aseguró que el mariscal de campo ya está descartado para el enfrentamiento de la Semana 10 contra los Philadelphia Eagles, líderes de la NFC Este.
Con un registro de 3-5 y una racha de tres derrotas consecutivas, los Cowboys están en un momento crítico de la temporada. La ausencia de Prescott llega en un tramo de calendario especialmente desafiante, ya que enfrentarán a tres equipos con récords ganadores: Philadelphia Eagles (6-2), Houston Texans (6-3) y Washington Commanders (7-2). Las probabilidades de Dallas para revertir la temporada y aspirar a un lugar en los playoffs se ven cada vez más lejanas, más aún considerando las bajas adicionales de figuras clave como el ala defensiva DeMarcus Lawrence y el linebacker Micah Parsons, ambos también en recuperación.
Cooper Rush, quien reemplazó a Prescott en el juego contra Atlanta, será el encargado de liderar la ofensiva en el crucial enfrentamiento de la próxima semana, mientras que Trey Lance figura como opción secundaria en la banca. La confianza del equipo en sus suplentes será puesta a prueba en una temporada marcada por los contratiempos y la incertidumbre.
La situación de Dallas recuerda a la temporada 2020, cuando los Cowboys experimentaron una racha similar de derrotas en las semanas 6 a 9. Hoy, sin embargo, el desafío se intensifica en un contexto donde las expectativas sobre el equipo eran altas, pero las lesiones han desmoronado rápidamente esas esperanzas.