La presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, dedicó su primera conferencia de prensa al 2 de octubre, una fecha que marca el aniversario de la masacre de Tlatelolco, donde, hace 56 años, se perpetró una de las mayores atrocidades contra un movimiento estudiantil que clamaba por libertad y democracia.
Durante su intervención, Sheinbaum acusó al entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz de ordenar la represión contra los estudiantes. “Recordar esta fecha es una obligación para mí, pues me considero una ‘hija del 68’, ya que mi madre participó en ese movimiento”, declaró, rememorando cómo, a la edad de seis años, acompañó a su madre a visitar a los presos políticos en Lecumberri.
La presidenta enfatizó que el movimiento estudiantil de 1968 no solo fue un acto de resistencia, sino que también abrió las puertas a la participación política de numerosos jóvenes, contribuyendo a la construcción de un México más democrático. Afirmó que este movimiento “triunfó en 2018” con la llegada del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien ha trabajado para recuperar libertades, democracia y justicia para el pueblo.
En un momento significativo, Sheinbaum anunció que el Estado mexicano ofrecerá una disculpa pública a las víctimas y a los familiares de aquellos que perdieron la vida o fueron afectados durante los eventos del 2 de octubre de 1968.
Durante su discurso, la consejera Jurídica de la Presidencia, Ernestina Godoy Rangel, explicó que esta disculpa es parte de un compromiso histórico del gobierno para reconocer la violencia sistemática que se ejerció en aquel entonces. Godoy Rangel subrayó que este acto de represión, ideado y ejecutado desde las más altas esferas del poder, resultó en una trágica pérdida de vidas y en la detención y tortura de numerosos estudiantes y ciudadanos.
“Hoy nos dirigimos a las madres, padres, hermanos y familiares de los sobrevivientes, quienes han mantenido viva la memoria de esas atrocidades y han continuado con la lucha por justicia”, expresó Godoy Rangel. También advirtió que hechos como los de 1968 no deben volver a repetirse, reafirmando el compromiso del gobierno actual de impulsar las libertades y derechos de todos los mexicanos.
El acuerdo firmado por Sheinbaum reconoce formalmente que los actos de violencia gubernamental del 2 de octubre de 1968 constituyen un crimen de lesa humanidad, marcando un paso importante hacia la verdad y la memoria histórica. Este reconocimiento se enmarca en un esfuerzo mayor por garantizar que la historia no se olvide y que se avance hacia un México más justo y equitativo, alineado con los principios de libertad y democracia que hoy se celebran.
Con este acto simbólico, el gobierno de Claudia Sheinbaum busca cerrar una herida histórica y fortalecer el camino hacia un futuro donde la justicia y la memoria se entrelacen en el relato nacional.