En un ambiente de oración, reflexión y responsabilidad compartida, este 6 de mayo se celebró la XII y última Congregación General de Cardenales antes del inicio del Cónclave 2025. Con la participación de 173 cardenales, incluidos los 130 electores, la sesión estuvo centrada en las cualidades necesarias para quien será elegido como nuevo Pontífice.
A pocas horas de que comience el proceso formal de elección en la Capilla Sixtina, los cardenales delinearon el perfil del que podría ser el próximo Papa: un pastor con vocación de unidad, constructor de puentes, maestro de humanidad y guía espiritual ante un mundo fragmentado por la violencia, la desigualdad y la incertidumbre.
Durante la jornada se pronunciaron 26 intervenciones, muchas de ellas haciendo énfasis en la urgencia de dar continuidad a las reformas impulsadas por el Papa Francisco, como la lucha contra los abusos, la transparencia económica, la sinodalidad, el cuidado de la creación y el compromiso por la paz. Estas líneas de acción, señalaron varios cardenales, requieren no solo mantenerse, sino profundizarse.
Uno de los ejes principales fue el de la comunión eclesial, señalada como una vocación esencial del futuro Papa, capaz de encarnar una “Iglesia samaritana”, cercana a las heridas del mundo contemporáneo. Se subrayó la necesidad de un Pontífice que pueda actuar como símbolo de misericordia y esperanza, particularmente en un tiempo marcado por conflictos armados, polarización social y divisiones internas en la Iglesia.
Entre otros temas abordados estuvieron la formación permanente como dimensión misionera, el fortalecimiento del Colegio Cardenalicio, la persecución a cristianos en distintos países y la crisis climática como desafío compartido para la humanidad y la Iglesia.
Asimismo, se reflexionó sobre el diálogo ecuménico, incluyendo debates históricos como la fecha común para la celebración de la Pascua, y se destacó la dimensión profética de la Iglesia al vincular la Jornada Mundial de los Pobres con la solemnidad de Cristo Rey, subrayando la presencia viva de Cristo en quienes sufren.
La Congregación concluyó con una declaración oficial de paz, en la que los cardenales hicieron un llamado a las partes involucradas en conflictos internacionales para que cesen las hostilidades y den inicio a negociaciones que conduzcan a una paz justa y duradera, basada en la dignidad humana y el bien común.
También se realizaron gestos litúrgicos significativos como la anulación del Anillo del Pescador y el Sello de Plomo, símbolos del fin del pontificado anterior, en preparación al inicio del nuevo ciclo papal.
Con la sesión de hoy se cierran las Congregaciones Generales, y todo está dispuesto para que este 7 de mayo inicie el Cónclave. El mundo católico aguarda el anuncio del Habemus Papam, en una etapa que marcará el rumbo espiritual y político de la Iglesia en los próximos años.