Las luces de Detroit brillaron como nunca, los reflectores apuntaban a cada rincón del escenario donde el futuro del futbol americano profesional comenzaba a reescribirse. Pero entre todas las historias tejidas durante la primera ronda del Draft de la NFL 2025, una llamó poderosamente la atención por lo inesperado: los Titanes de Tennessee abrieron la noche con una jugada que raya en la temeridad… o en la genialidad.
Con la primera selección global, los Titans apostaron todo por Cam Ward, mariscal de campo proveniente de la Universidad de Miami, descrito por algunos analistas como el mejor talento en su posición de esta generación. La franquicia, urgida de un líder tras la decepción que representó Will Levis, no dudó en soltar el ancla y navegar hacia nuevas aguas con un quarterback de perfil osado, físico privilegiado y una mentalidad de hierro.
Ward es una figura que combina el brazo poderoso de Bo Nix y la versatilidad de Jayden Daniels. Sabe lanzar con precisión desde el bolsillo, pero también tiene piernas para escapar de la presión y generar yardas por tierra. Su experiencia colegial fue marcada por la madurez y la capacidad para liderar, dos cualidades que Tennessee anhela como agua en el desierto.
Sin embargo, la calificación otorgada por los expertos no fue precisamente una ovación. Un frío y prudente C+ le fue asignado a la selección de los Titans, una nota que es más un reflejo del vértigo que provoca apostar tanto por un solo jugador, que una descalificación de su potencial. Y es que, en un Draft con talento generacional como Travis Hunter o Mason Graham disponibles en los primeros picks, elegir a un mariscal de campo sin grandes reflectores en la prensa especializada parece, por lo menos, arriesgado.
Mientras tanto, en el otro extremo del drama, franquicias como los Jaguares de Jacksonville, que ascendieron para tomar a Travis Hunter, o los Browns de Cleveland, que bajaron posiciones pero se llevaron un monstruo de la línea defensiva en Mason Graham, recibieron mejores calificaciones y aplausos. Aun así, ninguno de ellos cargará con la presión que ya reposa sobre los hombros de Ward.
Este Draft fue un escaparate de decisiones quirúrgicas, apuestas agresivas y reconstrucciones prometedoras. Arizona apuntaló su defensa con Walter Nolen (A), los Ravens hicieron lo que mejor saben con Malaki Starks (A-), y los Chiefs, campeones vigentes, sacaron oro de último minuto con el tackle Josh Simmons (A+).
Pero será en Nashville donde todos los ojos estarán puestos. Cam Ward no solo fue el primer seleccionado del Draft, fue también la primera gran declaración de los Titans en esta nueva era. Si triunfa, será el símbolo de una reconstrucción audaz. Si fracasa, se convertirá en una advertencia eterna sobre lo caro que cuesta soñar sin red de seguridad.
Solo el tiempo, y el emparrillado, escribirán el último capítulo de esta historia. Por ahora, Ward ya es el rostro de una franquicia, y el Draft 2025, un acto de fe con consecuencias que aún nadie puede predecir.