En una tarde repleta de batazos, emociones y volteretas, los Medias Rojas encontraron consuelo y catarsis en el swing de uno de los jugadores más encendidos de la serie. Fue Ceddanne Rafaela quien, con un cuadrangular apenas suficiente y milimétricamente justo, dejó en el terreno a los Angelinos con un dramático 11-9 en Fenway Park.
El batazo de Rafaela recorrió apenas 309 pies, coqueteando con el poste de foul del jardín derecho, y tras una revisión de los umpires, se confirmó como cuadrangular válido. Un estallido de júbilo invadió el histórico estadio: Boston había roto su mala racha y lo hizo de la forma más dramática posible.
El dato no es menor: el batazo de oro de Rafaela es el más corto jamás registrado por Statcast en una situación de walk-off desde que esta tecnología comenzó a operar en 2015. Solo en un parque como Fenway, con su peculiar arquitectura, podría escribirse un guion así.
“Solo pensaba en poner la bola en juego”, dijo Rafaela, quien conectó su tercer jonrón en la serie. “Sabía que si encontraba bien la pelota, algo podía pasar… y pasó”.
Los Medias Rojas, que venían de días grises, mostraron su poder ofensivo con una docena de imparables, pero fue la resiliencia lo que más brilló. Después de desperdiciar ventajas y ver cómo los Angelinos igualaban las acciones, el conjunto dirigido por Alex Cora supo mantenerse en el juego.
El bullpen sostuvo lo justo, y la ofensiva respondió a cada golpe. En el noveno episodio, con el marcador empatado 9-9 y un corredor en base, todo quedó en manos de Rafaela. Su batazo no fue un cohete, pero sí letal. El jonrón más pequeño del juego… con el impacto más grande.
“No importa cuán lejos llegue la bola, lo que cuenta es el momento en que lo haces”, dijo Cora tras el encuentro. Y en este, el momento fue todo.
Así, Boston rompe la inercia negativa, revive su ánimo y encuentra en el ímpetu de Rafaela una chispa para lo que viene. En el béisbol, a veces, los grandes triunfos caben en apenas 309 pies.