En el templo del béisbol, los Guardianes de Cleveland mostraron autoridad y temple. Con una joya monticular de Luis L. Ortiz y un ataque oportuno encabezado por Ángel Martínez, los Guardianes blanquearon 4-0 a los Yankees en pleno Yankee Stadium, enviando un mensaje claro: su rotación ha despertado.
Fue en la sexta entrada cuando José Ramírez cruzó el diamante con una sonrisa y el pecho inflado de orgullo. No iba a permitir que Luis L. Ortiz dejara el montículo sin antes reconocerle el esfuerzo. El derecho dominicano se había fajado durante 5.2 entradas, permitiendo apenas tres hits —todos sencillos— y recetando siete ponches. Cuando el mánager Stephen Vogt salió para relevarlo, ya la obra estaba casi completa.
Ortiz abandonó el montículo entre aplausos, con la gorra en la mano y la mirada serena. Sabía que acababa de firmar una de sus aperturas más sólidas del año, en un escenario que impone, frente a una de las alineaciones más exigentes del béisbol.
Con esta actuación, la rotación de Cleveland confirma su buen momento. Tras un inicio de campaña tambaleante, junio ha comenzado con fuerza: los abridores Gavin Williams, Tanner Bibee y ahora Ortiz han combinado una efectividad de 1.45 en sus primeras 18.2 entradas del mes. Números que reflejan un cambio profundo y oportuno, justo cuando el as Shane Bieber sigue fuera por recuperación de cirugía.
La ofensiva también respondió temprano. En la misma primera entrada, Ángel Martínez encendió la mecha con un jonrón de dos carreras que puso en ventaja a los visitantes. Fue un swing agresivo y preciso que silenció a la afición neoyorquina antes de que pudieran asentarse en sus asientos. Más tarde, Kyle Manzardo puso la cereza en el pastel con un cuadrangular solitario en la octava, su primero en casi tres semanas.
Mientras los Yankees no encontraban respuesta, los Guardianes jugaron con confianza y solidez. Cerraron espacios en defensa, ejecutaron con orden desde la lomita y golpearon cuando más daño podía hacerse. Cada entrada fue un ejercicio de control, y cada lanzamiento de Ortiz una declaración.
La imagen final del encuentro lo resumió todo: Guardianes unidos, celebrando una victoria redonda en el corazón del Bronx. Una noche de buen béisbol, donde la juventud y la precisión vencieron a la historia y el poder. Y si esta rotación sigue este ritmo, Cleveland podría estar escribiendo su propio capítulo en octubre.