El amor como única revolución posible»: Sacerdote de Morelia llama a transformar el caos con misericordia

by Enlace Noticias

En una homilía cargada de simbolismo y sensibilidad social, el padre Julio César Fajardo Aguilar reflexionó sobre el poder transformador del amor como respuesta a las crisis que enfrenta el mundo actual. Desde el templo de la Rectoría del Señor de la Columna, en esta ciudad, y en el marco del quinto domingo de Pascua, el sacerdote ofreció un mensaje que entrelazó referencias bíblicas con imágenes contemporáneas para provocar una honda reflexión espiritual.

“Dios va a extinguir ese océano”, dijo aludiendo a las fuerzas que destruyen la vida del ser humano: la violencia, la envidia, la venganza, la tristeza. Con una narrativa que entrelazó el libro del Apocalipsis con escenas del filme Titanic y datos sobre el cambio climático, el padre Fajardo subrayó que el amor auténtico es la única esperanza posible frente al caos.

El sacerdote evocó la promesa bíblica: “Dios enjugará todas las lágrimas… ya no habrá muerte ni duelo, ni penas ni llanto”, recordando que el Evangelio promete una nueva ciudad y un nuevo cielo, y que esa renovación no depende solo de la divinidad, sino también de la acción concreta de los creyentes. “Jesús no vino a ofrecernos una fe para esconderla en el templo, sino para construir con ella una nueva civilización”, enfatizó.

Uno de los momentos más conmovedores fue cuando recordó el testimonio de padres que aman con lo poco o mucho que pueden, y de jóvenes que, pese a ser rechazados por su orientación sexual, siguen buscando a Dios. “El amor no se condiciona. Si se condiciona, no es el amor de Cristo”, sentenció.

Fajardo Aguilar también criticó la falta de coherencia de quienes se proclaman creyentes, pero actúan sin compasión. “El signo de que somos discípulos no es venir a misa: es el amor. Solo el amor nos hace creíbles como cristianos”, dijo ante los fieles reunidos.

Finalmente, llamó a no tener miedo de amar “sin medida y sin cálculo”, pues ese es el único modo —afirmó— de regenerar un mundo fracturado. “Así como la ciudad simboliza el caos, la ciudad santa que baja del cielo representa la esperanza. Y es nuestra tarea empezar a construirla aquí y ahora, con gestos concretos de misericordia”, concluyó.

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