Por: Pedro Hugo Montero
La semana pasada, el embajador de Estados Unidos de Norteamérica en México, Ken Salazar, exactamente el día de cumpleaños del expresidente Andrés Manuel López Obrador expresó su insatisfacción con la estrategia de seguridad de su administración, la de Abrazos, No Balazos, señalándola como inefectiva frente a problemas evidentes como la violencia en Sinaloa y el asesinato de líderes comunitarios.
Reveló que AMLO rechazó $32 millones de dólares en apoyo estadounidense para seguridad, decisión que calificó como influida por cuestiones ideológicas, algo que tensa la cooperación bilateral. Pero ¿Por qué lo hizo? Se habla de dos posibilidades, 1) En buena lid, advierte que la ofensiva del próximo gobierno de Trump será demasiado fuerte en la lucha contra el narcotráfico, y para muestra de ello están los nombramientos que ha anticipado, que son antimexicanos; o 2) Está tomando distancia de López Obrador, porque según se especula en redes y medios, que uno de los principales objetivos iniciales de gobierno de Trump, es encarcelar a un político, mexicano o latinoamericano, para Salazar poder salir de la mira de las agencias de seguridad y justicia de su país. Y más fantasioso, pero no descartable, que para no procesar a AMLO se entregaría al gobernador de Sinaloa Rubén Rocha, ya veremos, por algo ayer en el encuentro entre Biden y Sheinbaum, no fue exclusivamente para el G20, ni para pedirle información sobre la captura del Mayo Zambada, es probable que ella y los morenistas se sientan atemorizados por lo que digan él y lo chapitos en EUA.
La Secretaría de Relaciones Exteriores envió una nota diplomática a la Embajada de Estados Unidos en México, tras las declaraciones de Ken Salazar. “México manifestó su extrañamiento por los mensajes”, indicó la cancillería en un escueto comunicado.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum cuestionó al embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar por el cambio de posturas en temas como seguridad y la reforma al Poder Judicial. Durante su conferencia de prensa, la titular del Ejecutivo federal precisó que “Por ejemplo, de la reforma judicial, en una ocasión dijo que ‘le parecía bien’; una semana después dijo que ‘iba a ser muy malo para México’”, explicó. La Presidenta afirmó que con el gobierno de Estados Unidos la relación es de coordinación, no de subordinación, pero, el Departamento de Estado de EE.UU. respaldó al embajador Ken Salazar tras criticar la política de «abrazos, no balazos» de López Obrador y señalar fallas en la cooperación bilateral en seguridad. Vedant Patel, vocero del Departamento, destacó la prioridad de reforzar la relación con la administración de Claudia Sheinbaum. Como dice el dicho en mi pueblo, o te aclimatas o te aclichingas. La presidenta tendrá que hacer algo que no le gusta, ni está dispuesta a hacer, y menos en cumplimiento de su dogma, negociar, y para ello requerirá un buen equipo de negociación.
Postura de Washington:
Con Donald Trump como presidente electo, la perspectiva de endurecimiento hacia México es evidente, como lo reflejan los nombramientos de figuras críticas de México, como Marco Rubio, Matt Gaetz y Brendan Carr, por mencionar algunos.
Estados Unidos priorizará medidas más estrictas en la lucha contra el narcotráfico, demandando mayor cooperación por parte de México y velando siempre por sus intereses económicos.
Implicaciones y Retos Inmediatos
- Relación Sheinbaum-Washington: La presidenta enfrenta un difícil equilibrio: fortalecer su legitimidad interna mientras evita que las tensiones con EE.UU. se traduzcan en problemas económicos o de seguridad.
- Deterioro de la Imagen Internacional: Las declaraciones de Salazar han generado una narrativa que asocia a México con inacción frente al crimen organizado, lo que podría impactar negativamente la percepción global y la inversión extranjera.
- Conflicto Interno y Opinión Pública: Mientras algunos sectores demandan unidad frente a Estados Unidos, otros critican al gobierno por no actuar de manera efectiva en temas de seguridad, debilitando su posición política.
Las críticas de Ken Salazar representan una advertencia seria para México sobre la necesidad de reconfigurar su estrategia de seguridad y fortalecer la relación con Estados Unidos. La administración deberá combinar esfuerzos internos de pacificación con políticas internacionales más proactivas, priorizando el diálogo y la cooperación para evitar el aislamiento político o económico. Este contexto marcará las bases del panorama político y económico de México en los próximos años.