Pedro Hugo Montero
El actuar de Silvia Sánchez Barrios, ahora en Morena, ha desatado intensos debates sobre su lealtad y principios, sobre todo tras su alianza con Morena en el Congreso de la Ciudad de México. Esta figura que alguna vez se identificó con las causas sociales, defensora del comercio y como miembro del PRI, parece haber dado un giro inesperado al apoyar a Morena, facilitando que este partido obtenga la mayoría en el Congreso.
El cambio de bando de Sánchez Barrios ha sido visto como una traición por algunos sectores, particularmente dentro del PRI, PAN y PRD, quienes la consideran una pieza clave en su estrategia legislativa. Para Morena, en cambio, su inclusión representa un triunfo, ya que junto a otros dos diputados, consolidó la mayoría legislativa que necesita para avanzar su agenda. Este movimiento ha dejado al PRI debilitado y al borde de la irrelevancia en la política local.
El hecho de que Sánchez Barrios entregara el control del Congreso a un partido con el que había mantenido disputas es lo que muchos califican como una entrega a «sus verdugos» (Ernestina Godoy y Ulises Lara), ya que Morena había impulsado investigaciones en su contra en el pasado. Algunos ven en esta acción una decisión pragmática para asegurarse un espacio político ante un panorama incierto, mientras otros lo interpretan como un acto de supervivencia política y de adaptación a las nuevas circunstancias.
Es importante recordar que ella ha forjado una carrera política en defensa de los derechos de los comerciantes ambulantes y de las clases populares en la CDMX. Sin embargo, su reciente pacto con Morena pone en entredicho si sus acciones están más motivadas por un deseo de mantenerse en el poder que por una verdadera lealtad a las causas que históricamente ha defendido. Este tipo de cambios no son inusuales en la política mexicana, donde las alianzas estratégicas suelen predominar sobre los principios ideológicos.
Este episodio refuerza la idea de que la política es un juego de poder que es dinámico, y con esta jugada, ha demostrado que, en ocasiones, la practicidad puede más que la lealtad.
Silvia Sánchez Barrios ha dejado claro que en la política, la flexibilidad y el pragmatismo son esenciales para la supervivencia. ¿Se trató de un movimiento estratégico para asegurar su futuro político o una traición a los ideales y al partido que la vio nacer? La respuesta dependerá del análisis que se haga desde distintas ópticas, pero lo cierto es que su rol en la política de la CDMX seguirá siendo clave en los próximos años.